Estaba entregando muebles en la mansión de Diddy y una mujer salió corriendo gritando y llorando | HO

Estaba entregando muebles en la mansión de Diddy y una mujer salió corriendo gritando y llorando. No tenía idea de lo que estaba pasando en ese momento, pero algo me decía que no iba a ser una entrega común. Había trabajado en muchos lugares durante mis años como transportista de muebles, pero este día iba a ser diferente.

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Era un día cálido de verano y, como siempre, tenía que estar muy pendiente de los detalles. La mansión de Diddy, ubicada en las afueras de Beverly Hills, era impresionante. Tenía un estilo moderno y lujoso, con una entrada monumental y una extensión que parecía no tener fin. Había trabajado en propiedades como esa antes, pero la de Diddy tenía algo diferente. La seguridad era estricta, las cámaras de vigilancia estaban por todas partes, y los guardias en la entrada se veían serios, casi demasiado serios.

Mi compañero de trabajo, Dave, y yo estábamos encargados de entregar una mesa de comedor personalizada. Era una pieza única, un diseño elaborado y costoso que se veía impresionante solo con verla envuelta en las mantas protectoras. Sabía que esa mesa no iba a ser cualquier entrega, ya que el precio de la pieza era astronómico. Con una etiqueta de 250.000 dólares, solo los clientes más exclusivos podían permitirse semejante lujo. Así que, como siempre, tratamos de hacer las cosas con cuidado, asegurándonos de que nada se dañara en el proceso.

Llegamos a la mansión y estacionamos frente a la gran puerta. Los guardias nos miraron brevemente antes de abrir la puerta, dejándonos pasar sin preguntar nada. Parecía que no se molestaban mucho con nuestra presencia, lo que me pareció raro considerando lo que estábamos entregando. Había algo extraño en el aire, algo que no podía identificar. El lugar estaba demasiado tranquilo para mi gusto.

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Cuando llegamos dentro, la mansión parecía aún más inquietante. No se escuchaban risas, no había gente trabajando en las habitaciones ni personal de servicio. Solo había dos guardias que estaban custodiando la entrada, pero además de eso, todo estaba en un silencio espeso y pesado. Las paredes de la mansión estaban adornadas con arte moderno y las alfombras de lujo cubrían el suelo, pero había una atmósfera opresiva que no pude ignorar.

Comenzamos a descargar la mesa con mucho cuidado, asegurándonos de no dañarla ni rasparla, porque sabíamos que ese tipo de clientes no se conforman con un trabajo mediocre. Mientras lo hacíamos, algo me hizo detenerme un momento. Miré la mesa una vez más y la admiré. La madera era tan hermosa, el diseño tan elaborado, que me sentí orgulloso de haber formado parte de su creación. Pero no pude dejar de sentir que algo no estaba bien. No era solo el ambiente extraño de la mansión, sino una sensación inexplicable que comenzaba a crecer en mí.

Fue entonces cuando escuché un sonido lejano, débil, casi imperceptible, pero ahí estaba. Al principio pensé que me estaba imaginando cosas, tal vez el cansancio o el silencio opresivo me estaba afectando, pero entonces lo volví a escuchar. Era un llanto. Un sollozo apagado que provenía de algún lugar dentro de la mansión. Miré a Dave, pero él estaba a unos pasos detrás de mí, también absorto en la tarea de mover la mesa. Decidí seguir el sonido, caminando con cautela por los pasillos silenciosos, hasta que me encontré con algo que no esperaba.

Una mujer apareció de la nada, saliendo de un pasillo lateral. Su rostro estaba empapado en lágrimas, su maquillaje estaba completamente deshecho, y su cabello estaba revuelto, como si hubiera estado corriendo o desesperada. Estaba completamente desorientada, con los ojos abiertos como si hubiera visto algo aterrador, algo que no podía comprender. Su mirada estaba llena de desesperación, y su respiración era entrecortada. No podía entender lo que estaba diciendo, sus palabras se entrelazaban, como si estuviera intentando explicarme algo pero no pudiera.

Me quedé paralizado por un momento, sin saber qué hacer. La mujer se acercó a mí, casi sin saber lo que estaba haciendo, y me agarró del brazo. Sus manos estaban frías, tan frías que me estremecí. Su toque era débil, pero persistente. Me miró con una expresión que no puedo describir con palabras, como si me estuviera pidiendo ayuda, aunque no lo decía explícitamente. En ese momento, algo en mí cambió. Sabía que debía irme, que no debía involucrarme en lo que sea que estuviera pasando, pero no pude dejarla. La desesperación en sus ojos era demasiado grande como para ignorarla.

Le pedí a Dave que se fuera al camión y le informara a los guardias, mientras yo me quedaba atrás, siguiendo a esta mujer por los pasillos oscuros de la mansión. A medida que avanzábamos, la atmósfera se volvía cada vez más extraña. Las luces se apagaban intermitentemente, y las paredes, que antes parecían perfectamente acabadas, ahora se veían deterioradas y polvorientas. El aire se volvía frío y húmedo, como si estuviéramos bajando por un túnel subterráneo.

Eventualmente, llegamos a una puerta enorme, de madera antigua, con anillos de hierro que parecían de una era pasada. La mujer se detuvo frente a ella y señaló con un dedo tembloroso. Su voz era un susurro quebrado, pero no entendí ni una sola palabra. Antes de que pudiera preguntarle qué había detrás de esa puerta, corrió de nuevo, desapareciendo en la oscuridad. Me quedé allí, mirando la puerta, con el corazón latiendo fuerte en mi pecho. Algo me decía que debía irme, pero mi curiosidad me empujó a abrir la puerta.

Lo que encontré detrás de ella fue algo que no pude comprender. Un túnel oscuro, con paredes de tierra y madera. Un olor húmedo y pesado llenaba el aire. Cada paso que daba me llevaba más adentro de un lugar que no parecía tener fin. Cuando llegué al final del túnel, vi una escalera de metal, que llevaba a un lugar aún más profundo. Al bajar, el aire se volvió más espeso, y la sensación de peligro creció. Algo me decía que no debía continuar, pero ya estaba demasiado adentro.

Lo que sucedió después cambió todo. Lo que vi detrás de esa puerta no era simplemente un lugar abandonado o un espacio oculto. Era algo mucho más oscuro, algo que había estado esperando, y lo peor era que no sabía si iba a salir de allí con vida.